Entrevista a Luis Enrique Ramos Guadalupe sobre su libro: Mariano Gutiérrez-Lanza. Centinela de huracanes que fuepresentado en formato digital en la Academia de Ciencias de Cuba el 17 de mayo de 2016.
El texto forma parte del proyecto Hombres del Tiempo, dedicado a los meteorólogos precursores del estudio de fenómenos atmosféricos en Cuba, con el objetivo de divulgar la historia de la meteorología.
Usted, aparte de dirigir la división de Patrimonio de nuestra Academia de Ciencias, es miembro fundador de la Sociedad Meteorológica de Cuba desde 1992 y fue su vicepresidente de 1998 a 2004. Es miembro de la Sociedad Cubana de Historia de la Ciencia y la Tecnología, y de la Comisión Internacional de Historia de la Meteorología. O sea, que tiene un estrecho vínculo con esta disciplina… Pero, ¿por qué usted ha dedicado parte de sus investigaciones al estudio la vida y obra de destacados meteorólogos cubanos como Benito Viñes y ahora Mariano Gutiérrez? ¿Por qué enfocarse en el estudio de esas figuras?
Mi formación es docente, soy profesor de Ciencias y profesor de Geografía. Ejerzo la docencia directa en el Instituto Superior de Tecnología y Ciencias Aplicadas, que radica en La Quinta de los Molinos, con independencia de mi trabajo principal que es en la Academia de Ciencias de Cuba como director del Área de Patrimonio.
La Geografía tiene una unidad de contenido que estudia el clima, y a partir de ahí me interesó mucho el estudio del clima y el estado del tiempo. Entonces, tuve que combinar ambos intereses: los profesionales y esa afición, ese gusto por la meteorología. Comienzo a leer sobre esa disciplina y me percato de que la historia de la meteorología en Cuba era riquísima de acontecimientos. Ese terreno estaba virgen, nadie había tocado ese tema, salvo algunos meteorólogos que de manera muy puntual habían escrito artículos pequeños, así como algunos periodistas escribieron trabajos sobre el paso de huracanes notables. Sin embargo, no había nada hecho con un concepto metodológico y contemporáneo sobre la historia social de la ciencia o los estudios de ciencia, tecnología y sociedad, que son diferentes modelos de estudio que están vigentes en la actualidad para investigar estas disciplinas.
Comencé por hacer lo que más me gusta: las biografías, primero la biografía del padre jesuita Benito Viñes, quien fue el primer hombre de ciencia en el mundo en realizar un pronóstico de un ciclón tropical y lo hizo desde el antiguo Observatorio del Colegio de Belén, en La Habana, el 11 de septiembre de 1875. Esta biografía cuenta con dos ediciones, una en idioma catalán y la otra en inglés, publicada por la Sociedad Meteorológica Americana, de los Estados Unidos.
Como me percaté que había un gran universo, seguí trabajando, y la segunda biografía que escribí fue la de Mariano Gutiérrez, que tuvo una edición española y ahora una edición cubana; gracias a la Fundación Fernando Ortiz, a su presidente, Miguel Barnet, y a su vicepresidenta Trinidad Pérez y a los demás compañeros que han aportado muchísimo entusiasmo para que la obra se lleve a cabo.
A grandes rasgos, esa es la causa del porqué de las biografías. También he escrito otros libros que no son biográficos como Instituto de Meteorología. Expresión de una ciencia en Revolución (2005); Huracanes. Desastres naturales en Cuba (2009), y una obra sobre la contribución que ha hecho el Comandante en Jefe a la reducción y mitigación de los desastres naturales y a la adaptación del país frente a estos eventos, titulada: Fidel Castro ante los desastres naturales. Pensamiento y acción (2012). También he sido coautor de otros dos libros, uno sobre la historia de la ciencia en Cuba y otro sobre las expediciones geográficas, donde contribuyo con el tema de las expediciones meteorológicas. Finalmente, he publicado aproximadamente de 60 artículos.
¿Por qué contar la historia de vida del padre jesuita desde su nacimiento hasta el final de su vida, y no centrarse solamente en el periodo donde comienza su interés por la meteorología, y su labor como director del Observatorio de Belén, o sea durante su etapa de producción científica?
La necesidad de hacer una biografía completa parte de que Mariano Gutiérrez- Lanza es una expresión viva de la propia historia de Cuba en cuanto al vínculo con España, es que todo se engarza en la misma formación de la nacionalidad cubana. Martí dijo que dos madres tienen los hombres: la naturaleza y las circunstancias, eso es lo que está plasmado en la biografía, que Gutiérrez-Lanza se hace meteorólogo porque viene a Cuba, pues en España no hay huracanes, allí tal vez se hubiera dedicado a la enseñanza, pero no hubiera sido meteorólogo. Fue meteorólogo porque lo obligó la necesidad de dar continuidad a la obra de otros meteorólogos que le antecedieron en el Colegio de Belén, donde él vivió, destinado como profesor y donde había un observatorio meteorológico muy famoso.
La vida más o menos completa de la persona de alguna manera hay que narrarla, porque el científico no nace científico, y son las circunstancias las que conducen la vida de la persona y la llevan por el camino que finalmente escogen. A Gutiérrez-Lanza las circunstancias lo hicieron primero sacerdote, luego meteorólogo, y opino que después cubano; y hay que llegar a la producción científica de la persona teniendo en cuenta su trayectoria vital. Esta biografía tiene un sentido estrictamente humanista, porque por elaborar el pronóstico y enviarlo a los periódicos el Observatorio no cobraba nada, y por esa vocación de servicio que caracteriza o debe caracterizar a los sacerdotes, se asumió esa colaboración con el objetivo de hacer bien a sus semejantes, de prevenirlos del impacto de los huracanes. Muchos de nosotros no podremos saber si hoy existimos gracias a que un antepasado nuestro se salvó de un huracán y sobrevivió, gracias a los avisos de ciclón tropical emitidos por Mariano Gutiérrez-Lanza.
¿Qué se propone con este nuevo volumen?
Con este libro me propongo preservar el patrimonio de la historia de la ciencia cubana a partir de que todas las personas vivamos o revivamos en nuestra imaginación esta historia. Ninguno puede amar lo que no siente como experiencia vital, como parte de su vida. Gutiérrez-Lanza entregó su vida a Dios y a la ciencia en el espacio temporal en el cual le tocó vivir, y es necesario comprender por qué lo hizo; él pudo dedicarse a otras cosas que le proporcionarían un mejor estatus económico, pero prefirió estar en una pequeña celda de un convento escribiendo, leyendo, mirando hacia el cielo y utilizando los instrumentos meteorológicos. Si usted no es capaz de vivir ese pedacito de historia, no llegará a amar el patrimonio que tenemos y preservarlo para las futuras generaciones.
¿Proyectos futuros?
Ahora mismo estoy escribiendo un libro que se titulará Relatos de huracanes, compuesto por 50 narraciones de quienes sufrieron el impacto de estos fenómenos, con anotaciones para explicarle al lector de que se trata, por dónde pasó cada huracán, que daños causaron, porque esos relatos corren el riesgo de perderse para siempre debido a que se hallan recogidos en papeles muy deteriorados ya; o en periódicos antiguos, o están contenidos en publicaciones que no rebasan los diez o doce ejemplares en existencia. También estoy inmerso en la biografía de José Carlos Millás Hernández, quien fue director del Observatorio Nacional, sin dudas el más importante meteorólogo cubano de todos los tiempos.
Algo que no quiero dejar de decir es cuanto agradezco a la Fundación Fernando Ortiz, a Trinidad Pérez y a Miguel Barnet; y no se trata del simple acto de retribuir la gentileza de publicarme el libro, sino de que ha sido la única institución fuera del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, el Instituto de Meteorología, y la Academia de Ciencias de Cuba que se ha preocupado por el estudio de la historia de la Meteorología, por el estudio de los huracanes desde la perspectiva antropológica, siguiendo de alguna manera la obra del gran Fernando Ortiz. Para todos ellos solo una palabra más: ¡gracias!