La Rumba sigue

5º Festival Internacional Timbalaye 2013

02/09/2013

Madeleine Sautié Rodríguez

Aun cuando hayan cesado los tambores del 5º Festival Internacional Timbalaye 2013, la rumba seguirá sonando en los torrentes de la isla, donde no es eco sino emanación esencial.

Es cierto que hasta “pareciera innecesario que alguien recuerde sus sobradísimos valores patrimoniales”, como dijo Miguel Barnet, elocuente defensor por excelencia de las raíces de la cubanía, a propósito de la declaración el pasado año de esta expresión musical y danzaría como Patrimonio Cultural de la Nación. Pero no es menos cierto que todo lo que se diga de la rumba, así como de la contribución de la Fundación Fernando Ortiz y del propio Barnet en su preservación y perenne rescate, siempre será poco.

Ulises Mora, director general del Timbalaye, celebra los aires que se han estado respirando en esta quinta edición del Festival, iluminada por ese modo de asimilar y recrear la rumba como parte consustancial de la identidad nacional, un concepto del cual reconoce como uno de sus principales defensores a Barnet, antropólogo, poeta y presidente de la Fundación —para quien los verdaderos rumberos son aquellos que viven en la rumba y dentro de la rumba, no solamente como una fiesta, sino como encantamiento, ensoñación, estado del ser.

“Eso estaba faltando y nos ha llenado en este momento para renovar no solamente las energías de los rumberos, que ya están bien actualizadas en cuando a la música y la danza, sino también las de todos aquellos que conducen la cultura de nuestro país porque es un modo de afrontar y dar espacio al quehacer de la vida cotidiana, alegre y de resistencia de los cubanos”, expresa Mora.

Y no se hace esperar su evocación a Fernando Ortiz, cuya aura tutelar está presente en todo este éxito. “Soy desde niño un apasionado de la biblioteca que mi padre tenía, donde estaba la obra de Don Fernando, en cuyos libros encontré cantos, porque ya me interesaba la música, y los devoraba, los llevaba a los tambores, a mis amigos santeros”, recuerda Ulises, quien como bailarín se declara apasionado de la poesía que hay en la rumba.

“La Fundación nos honra a todos porque Fernando Ortiz nos da la medida de lo que somos. Cuando se sale del país se da uno cuenta de que hay una obra monumental que nos respalda y nos hace fuertes, y ahí está entonces el legado de Don Fernando con una respuesta científica y académica que nos hace sabedores de nuestras raíces”, reconoce con orgullo este artista y promotor cultural.

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